sábado, 28 de mayo de 2011

Extraños en el paraiso

El otro día me sucedió algo que hacia tiempo no experimentaba con una película: sentir melancolía. Pero no fue un sentimiento que se despertó mientras disfrutaba de la película, todo lo contrario, mientras veía la película llegue a pasar momentos de terrible aburrimiento. Ha sido unos días mas tarde, cuando quizás he terminado de asimilarla, donde he sentido ese desgarro que a veces nos produce el arte. La película en cuestión se llama “Extraños en el paraíso” del cineasta independiente Jim Jarmusch. Jarmusch siempre ha sido un director que me ha llamado mucho la atención a pesar de no haber visto muchas de sus películas, solamente “Café y cigarrillos” y “Dead Man”, pero me gusta ese realismo a veces surrealista que utiliza en sus películas y el hecho de hacer muchas de ellas en blanco y negro. Un director que se aleja de los cánones marcados por el mercado para hacer un cine de autor bastante autentico. En este caso, en cuanto a la técnica de dirección, la película hace bastantes guiños al cine de Godard, concretamente a su película “Al final de la escapada” con muchas escenas de cámara en movimiento, imágenes un poco sucias, también en la vestimenta y en la actitud de los personajes.
“Extraños en el paraíso” cuenta la historia de tres jóvenes recién salidos de la adolescencia. Los dos personajes masculinos Willie y Eddie viven en Nueva York, no tienen trabajo y dedican su vida a las apuestas en las carreras de galgos y en hacer trampas al pocker. Son personajes planos, sin ningún tipo de ambición, solamente vivir el día a día. Por el contrario, Eva, prima de Willie, si presenta un poco mas de fondo, es Húngara y ha venido a Estados Unidos buscando el sueño americano, pero pronto se da cuenta de que la realidad imaginada no es la misma que la real. Las escenas se suceden en tres ciudades distintas: Nueva York, Cleveland y Miami. Y aquí encontramos una reflexión que me gustó bastante por parte de uno de los personajes, Willie, que decía: “por mucho que viaje, por mucho que cambie de lugar, nada cambia” . La película en sí no tiene ningún argumento, sólo mostrar la vida de estos tres jóvenes que vagan por el mundo, y quizás es en esa sencillez donde esté la mirada profunda, porque Jamusch intenta hacer un cine mostrándonos a sus personajes en movimiento y alejándose de esas imposiciones ideológicas que tienen otros directores mas comerciales como puede ser Spielberg. Quizás la película pueda ser un poco densa al principio, aburrida incluso, pero creo que su efecto se nota después, como todo en la vida, cuando la vivencia se reposa y se saborea tranquilamente.

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